Unos años después de que Kyomoto fuera a la universidad de arte,
Fujino decidió tragarse su orgullo y conseguir su contacto para
mandarle un mensaje. Solamente era porque no podía encontrar a
alguien que dibujara los fondos de su manga tan bien como ella, era
por pura conveniencia ya que quizá podría conseguir que fuera su
asistente durante las vacaciones.
La respuesta de Kyomoto fue: "Entonces nos veremos allí". Las manos
de Fujino sudaron... ¿A quién quería engañar?
En realidad, Fujino quería volver a ver a Kyomoto porque en todo ese
tiempo no pudo dejar de pensar en ella, cada día la culpa se colaba
en sus pensamientos por haber terminado su relación en tan malos
términos... Fujino le había dicho que podía conseguir a alguien para
reemplazarla, pero la verdad era que eso era imposible; de hecho,
para Fujino, la reemplazable era sí misma...
Seguramente Kyomoto había conocido a tanta gente en la universidad y
había hecho tantos amigos, en esas circunstancias, era un milagro
que hubiera respondido el mensaje de la amiga más mediocre que había
tenido.
Pero Fujino agradecía a Dios que se había tomado el tiempo de hacer
eso, y de arreglar que se reunirían en el receso universitario.
***
Para sorpresa de Fujino, Kyomoto la invitó a una fiesta con sus
compañeros de universidad, en la casa de algún desconocido para
ella. Allí, Fujino se sentía como una extraña, todos se conocían
entre sí y las conversaciones fluían, pero Fujino no entendía los
chistes y se sentía fuera de lugar, nadie la reconocía como la
autora de Shark Kick. ¿Cómo podrían?, si su manga estaba en hiatus
desde hace tanto.
Kyomoto le había avisado que ya estaba en la fiesta, pero Fujino no
la veía por ninguna parte. Comenzó a caminar como si estuviera
perdida - en cierto modo, lo estaba - buscando a su vieja amiga
entre los rostros desconocidos.
Entonces... escuchó esa risa. Esa hermosa risa que pensó que no
volvería a oír por el resto de su vida.
Kyomoto vestía una camisa blanca, con un pantalón negro, su ropa
estaba algo manchada de pintura de varios colores. Su cabello ya no
estaba tan despeinado; debía verse como una profesional, sin
embargo, ese mechón característico sobre su frente seguía ahí. Ella
estaba hablando con sus compañeros, a juzgar por cómo los ojos de
todos estaban sobre ella, parecía que Kyomoto estaba guiando la
conversación, moviendo las manos con entusiasmo con un vaso de
plástico en la mano.
El alcohol debió haber nublado la mente de Fujino, la noche
estrellada por fuera de la ventana le habrá puesto un filtro de
cuento de hadas a la imagen, Fujino debió haber estado soñando,
porque no se podía explicar de ninguna otra forma cuán hermosa y
radiante se veía Kyomoto para ella.
Sintió calor en las mejillas, en toda su cara, sudor en la frente.
Apretó su vaso con soda, no era tan genial como ella. Nunca lo
sería.
Pero al final, no quería serlo realmente, porque sino, no le
quedaría nada por admirar.
Fujino se mordió el labio superior con nervios, y con las piernas
como si no tuvieran articulación, empezó a caminar hacia su amiga
Kyomoto.
Los ojos de Kyomoto se encontraron con los suyos, y Fujino por poco
se muere en ese instante. Por su parte, Kyomoto sonrió ampliamente.
—¡Ah! ¡Señorita Fujino! —dijo Kyomoto—. Miren, ella es Fujino, la
chica de la que les hablé.
Los desconocidos la miraron y le sonrieron con educación. Nerviosa,
Fujino saludó con la mano.
—Hola... ¿cómo están? Kyomoto, ha pasado mucho tiempo... te ves...
—Dudó en hablar—. Te ves bien.
Kyomoto río.
—Gracias, tu también.
—¿Yo también?
Kyomoto río de nuevo, Fujino estaba sin palabras.
—Chicos, voy a hablar con ella en privado, tenemos que hablar de
negocios~ —dijo Kyomoto a modo de broma, tras despedirse de sus
amigos, se fue a un lugar apartado con Fujino.
Kyomoto suspiró, su expresión se volvió más seria.
—¿Te gustó mi actuación?
—...¿Actuación?
—Cuando estoy con mis compañeros, finjo ser extrovertida...
La mandíbula de Fujino cayó.
—Espera, ¿estabas fingiendo? Realmente parecía que no tenías
vergüenza alguna.
—En realidad dudaba de lo que decía en cada momento, pero hacia como
que no... —dijo Kyomoto suavemente—. Pero es bueno que no tenga que
fingir contigo.
Fujino sonrió, su corazón daba brincos.
—Así que... ¿Quieres que sea tu asistente durante mis vacaciones,
verdad? Por eso viniste.
Fujino se quedó en silencio por un momento.
—No importa si vas a ser mi asistente o no... —La miró tímidamente—.
Solamente quería verte. Y-yo... lamento lo que te dije la última vez
que nos vimos. Estaba intentando que te quedaras conmigo, pero fui
muy hiriente y egoísta.
—No te preocupes, ya pasó mucho tiempo desde eso... Podemos empezar
de nuevo.
Kyomoto extendió su mano, y Fujino la estrechó.
—Podemos... ¿salir juntas algún día? Pero solas... Como en los
viejos tiempos.
Kyomoto asintió con entusiasmo.
—Claro que sí. ¡Te mostraré mis nuevas pinturas!
—Y yo las mías.
Fujino tomó un respiro, tomó valor, y le dió un beso en los labios a
Kyomoto, duró menos de un segundo. Kyomoto se quedó congelada por un
momento, y Fujino hizo una mueca. Entonces, Kyomoto volvió a reír.
—¿Y eso? —dijo risueñamente.
Fujino sonrió con falsa confianza.
—¡Tendremos mucho tiempo para hablar de eso! —Levantó su vaso de
plástico—. ¡Vacaciones!
Ambas se abrazaron, y luego, bailaron con la música de la fiesta, es
que el imán y el metal podían ser separados, pero eventualmente
siempre volverían a encontrarse.
Las vacaciones de Kyomoto eran en otoño, por lo que cuando Fujino estaba caminando a la casa de la primera, la vereda estaba llena de hojas húmedas de color marrón rojizo. Así que Fujino casi se resbaló varias veces, estar caminando rápidamente por el nerviosismo no ayudaba.
Habían decidido que para su primera salida tras tanto tiempo, iban a ir a una sala de videojuegos y después a un bar de karaoke, ir a divertirse a la ciudad como cuando eran niñas y habían ganado su primer concurso de manga.
Fujino tocó la puerta.
—Hola, soy yo —dijo.
Escuchó una voz desde adentro.
—Pasa —respondió Kyomoto.
Fujino entró a la casa, y como de costumbre, su amiga estaba dentro de su habitación.
Kyomoto salió de su cuarto, tenía los dedos llenos de tinta y un cuaderno en la mano, también una gran sonrisa.
—Extrañaba dibujar ahí —dijo, mirando al interior—. Trae muchos recuerdos, ¿no crees?
—Obvio… Aquí es donde nos conocimos —respondió Fujino—. Es bueno que hayas regresado, al menos por este mes.
Kyomoto sonrió con algo de melancolía ya que pronto debería volver a irse.
—Sí… Bueno, iré a lavarme las manos y ya saldremos.
Kyomoto dejó su cuaderno en su cuarto y se sacó la tinta de las manos, al volver con Fujino, le dijo que ya estaba lista y salieron de la casa.
***
Al llegar a la sala de videojuegos, se quedaron un momento en la puerta al estar cegadas por todas las luces de colores.
—No recordaba que este lugar tuviera tantos juegos —dijo Kyomoto—. ¿Ese no es un personaje de nuestro manga…? —Apuntó a uno de los juegos arcade, que efectivamente tenía a uno de los personajes en él.
Fujino se encogió de hombros.
—Me ofrecieron un juego de plataformas basado en la protagonista y me pareció un buen trato… Además de que necesitaba más dinero al no haber publicado un nuevo volumen del manga desde hace meses…
A Kyomoto se le iluminaron los ojos.
—¡Vamos a jugarlo! —dijo, aferrándose al brazo de su amiga.
Fujino se enrojeció.
—En realidad no es muy bueno.
A Fujino le avergonzaba haber hecho ese trato, ya que obviamente era un intento pobre de conseguir ganancia y el juego no era de la mejor calidad. Todavía se le revolvía un poco el estómago al ver que los personajes que hizo con tanto cariño junto a Kyomoto estaban siendo usados en algo así…
—¡Por favoooor! —insistió Kyomoto—. Te dejaré elegir las canciones en el karaoke si vamos.
Aunque Fujino perdía su inseguridad al verla sonreír, así que…
—Je… Está bien.
Kyomoto se fue corriendo a la máquina, puso una moneda en ella y empezó a jugar. Fujino se puso tras su amiga y la miró manejar al personaje. Por el reflejo de la pantalla brillante, podía ver que Kyomoto sonreía de oreja a oreja, lo que la hizo sonreír también.
El personaje se cayó al vacío tras hacer mal un salto, eso ocurrió tres veces seguidas…
Fujino se acercó para susurrarle algo a Kyomoto.
—Mira, yo sé un truco… Apreta los botones así: Arriba, arriba, abajo, abajo, izquierda, derecha, izquierda, derecha, derecha, arriba.
—¿Y eso qué hace?
—¡Hace que tu personaje vuele y no puedas perder nunca!
—Ay, pero así no es divertido…
—Pero si estás perdiendo un montón de monedas…
—No importa, solamente son metal.
Eventualmente, Kyomoto logró ganar, con el premio compró un collar gris con un dije de estrella.
—Es muy bonito —dijo Fujino.
—Es para ti.
—Ah… Gracias.
Kyomoto lo puso sobre sus manos, ella se quedó en silencio.
—¿Qué te pasa? —preguntó Kyomoto.
—Siempre estoy tan preocupada por ganar y por el dinero, no pensé que ganar sin usar trucos y regalar el premio podría ser divertido para alguien… Pero siempre me divierto contigo.
Kyomoto la miró por un momento.
—¿No hablas del juego, verdad? Hablas de tu trabajo…
Ambas empezaron a caminar por el lugar mientras que Fujino se ponía el collar.
—Sabes, me fui a la universidad de arte para poder mantenerme al mismo nivel que tú como mangaka, así algún día podríamos volver a trabajar juntas... Tú nunca dejas de mejorar tu habilidad de dibujo, aunque al mismo tiempo, veo que no estás muy feliz con eso como trabajo.
—Claro que no… Preferiría simplemente leer manga en lugar de dibujarlo. Eso no quita que no pueda dejar de ser artista. —Miró a Kyomoto—. No te he dicho por qué…
—Pues, yo dibujo por ti, y tú por mí, ¿verdad?
—Es simple cuando lo dices así… Si no te hubiera conocido, ya lo habría dejado desde hace mucho tiempo. ¿Cómo sabías?
—Simplemente se puede sentir, ¿no te parece? —dijo Kyomoto con una sonrisa.
Fujino miró su collar por un momento y asintió.
***
Después, cuando ya estaba atardeciendo, fueron al bar de karaoke. Fujino fue la primera en subirse al escenario, no le salía la voz, pero al ver a Kyomoto entre la audiencia, pudo cantar.
«Nuestras almas se conectaron hace mucho tiempo ya…»
«Me pregunto, ¿te has cansado? ¿El amor volverá?»
«Pero solamente tú puedes hacerme cantar…»
«Quizá nunca se vaya, mientras aún puedas entrar...»
Mientras la otra existiera, ninguna de las dos iba a poder dejar de dibujar. Mientras Kyomoto existiera, Fujino nunca podría dejar de amarla.
Kyomoto subió al escenario con Fujino, y ambas cantaron aquella canción.
***
Más tarde, ya de noche, estaban caminando por la misma calle que Fujino anteriormente, para regresar a la casa de Kyomoto.
—No puedo creer que los jueces le dieron más puntaje a ese chico que a nosotras —dijo Fujino—. ¡Cuando cantaba sonaba como el llanto de un bebé!
Kyomoto rió.
—Y nosotras también sonábamos así…
—Bueno, es verdad…
Pasaron por la vereda que estaba llena de hojas y se tomaron de las manos para no resbalarse, hasta llegar a la puerta de la casa de Kyomoto.
—Fue genial.
—¡Sí! ¿Me vas a dar otro beso ahora? —dijo Kyomoto.
—Ay, no lo digas tan fuerte… —respondió Fujino, agitando las manos.
Se acercó a Kyomoto y le dio un beso, por alguna razón esa vez le dio más vergüenza ya que ella se lo había pedido.
—Si ya sabes que dibujo por ti, ya debes saber que me gustas, Kyomoto.
—Y tú a mí… Te voy a extrañar cuando termine el receso.
—Pero siempre puedes regresar, ¿verdad?
«Si es que nunca te aburres de mí», pensó.
Kyomoto asintió.
—Sí. Espera aquí, tengo algo para darte.
Fujino se quedó en la entrada y vio a Kyomoto entrar y salir de su cuarto rápidamente. Tenía un borrador de manga en las manos.
—He estado haciendo esto en mi tiempo libre… Creo que con tu ayuda, podría ser una gran historia. Te lo dejo…
Fujino sonrió ampliamente.
—¡Lo voy a leer apenas llegue a mi casa!
***
Se despidieron, y en vez de leer el manga al llegar a su casa, por emoción, lo leyó en el camino. Era sobre dos jóvenes que se enamoraban, y en la página final del borrador, había una nota que decía: «Señorita Fujino, no sé cómo podría terminar la historia. Podríamos recolectar información de referencia para el manga al enamorarnos».
Fujino río al leer eso.
—Qué tontería.
***
Días después, Fujino le regresó el borrador a Kyomoto con anotaciones.
«Acepto que hagamos esa investigación.»