En una mañana de invierno, el cementerio estaba envuelto por niebla.
Trunks caminó entre las lápidas hasta llegar a una cruz que no
resguardaba ningún cuerpo. Las flores que había dejado hace unas
semanas se habían marchitado ya, pero una mariposa se posó
delicadamente sobre la última que quedaba intacta, con puntas que
empezaban a volverse marrones.
—Gohan...— murmuró Trunks, arrodillándose frente a la tumba
honorífica. Sus dedos tocaron las letras grabadas; "Son Gohan -
héroe y maestro - su espíritu vive en nosotros."
Pero Trunks sabía que era una tumba de mentira. No había cuerpo bajo
esa tierra. No había ni cenizas ni nada de él. Solo tierra vacía con
un cajón vacío y la esperanza desesperada de una madre que
necesitaba un lugar donde llorar a su hijo, aunque supiera que él no
está descansando allí.
La mariposa tomó vuelo y Trunks sintió el impulso tan familiar de
seguirla. Es que había perseguido tantas señales a lo largo de los
años... mariposas que volaban hacia el este, flores que crecían en
patrones que solamente él notaba, nubes cuyas formas parecían
mensajes para Trunks. Cada vez que el viento soplaba de alguna forma
diferente, su corazón empezaba a palpitar fuertemente pensando que
tal vez- no, no tal vez, sino que definitivamente Gohan estaba
intentando comunicarse con él.
—Han pasado tres años —susurró al viento —Tres años desde que
desapareciste después de ir a luchar. Los androides dijeron que te
habían matado, pero nunca encontramos... nunca encontramos nada de
ti.
Se quedó allí hasta que el sol salió completamente, solamente
recordando y pensando. Recordaba cómo Gohan sonreía cuando le
enseñaba una nueva técnica con éxito, el infinito en sus ojos
oscuros, como solamente su presencia podía hacer que inclusive el
mundo más roto de todos se sintiera lleno de posibilidades.
Recordaba también la última vez que lo vio, la última vez que sintió
su ki, y cuando Trunks despertó por completo de su desmayo éste ya
se había desvanecido por completo. Trunks deseaba todo el tiempo
haberse despertado más rápido solamente para haber podido sentir su
ki por unos segundos más, no sabía que esa sensación tan familiar
iba a desaparecer por el resto de su vida.
***
Los días pasaban como si fueran uno solo. Trunks entrenaba, sí, pero
cada vez que sentía que estaba volviéndose demasiado fuerte, se
detenía. Había calculado la edad que tendría Gohan ahora si siguiera
vivo. Trunks ya tenía veintiuno, y la idea de superar la edad de su
maestro le provocaba una angustia que nadie podría entender si
intentara explicarla, y ese terrible momento estaba cada vez más
cerca.
"¿Cómo puedo atreverme a crecer más de hasta dónde él llegó?" Trunks
se preguntaba mientras miraba su reflejo en el lago donde solían
entrenar juntos, "¿Cómo puedo atreverme a vivir experiencias que él
nunca tuvo?"
Y obviamente su madre había notado su comportamiento errático. Como
saboteaba su propio progreso, cómo rechazaba cualquier plan a
futuro, cómo se perdía en los recuerdos como si fueran una droga.
—Trunks, él no habría querido esto para ti.
Trunks ya lo sabía, pero aceptar esas palabras sobre él en tiempo
pasado sería admitir que Gohan estaba realmente muerto. Eso le
parecía aún inaceptable, para Trunks referirse a Gohan en pasado era
una absoluta falta de respeto.
Cuando Trunks salió del shock traumático por fin, todos los
recuerdos de Gohan empezaron a caer sobre él, ya no fragmentados,
recordaba su voz por fin, sus secretos, las noches en las que se
quedaban hablando frente a una fogata después de pescar con sus
propias manos.
Era algo tan hermoso, tan irreal y tan genuino, Trunks nunca habría
aceptado salir de ese dolor jamás, en su mente era lo último que
quedaba de él.
Pero...
Una noche, mientras Trunks intentaba dormir inquieto en su cama,
sintió una presencia familiar. Al principio pensó que era otro sueño
de los muchos que había tenido, pero cuando abrió los ojos, ahí
estaba...
Gohan.
No era sólido, se veía borroso, pero sus ojos tenían la misma
calidez de siempre. Llevaba el gi naranja que usaba en sus últimos
días, aunque ahora brillaba con una luz etérea.
—Trunks...
—Gohan —murmuró Trunks con adoración. Iba a decir más pero Gohan lo
calló al levantar una mano.
—Has estado buscándome en los lugares equivocados —dijo con
seriedad.
Trunks se sentó en su cama, confundido, las lágrimas caían por sus
mejillas sin que pudiera ni sin que quisiera detenerlas.
—Gohan... sabía que todavía estabas... sabía que no te habías ido
realmente... sabía que tendría que seguir las señales para
siempre...
Gohan suspiró.
—No, escúchame ya —Gohan se acercó, y aunque no podía tocarlo,
Trunks sintió su presencia como un abrazo cálido— No estoy perdido.
Estoy como todos te dicen. Ya no formo parte de este mundo, y he
venido a visitarte una única vez porque quiero que entiendas algo
muy importante.
—¿No estás aquí? ¿Y dónde estás? Iré contigo —dijo Trunks sin
esperar ni un segundo a que Gohan terminase de hablar. —Te he estado
esperando para...
—No. —dijo firmemente— Tu lugar es aquí, con los vivos. Tienes que
seguir creciendo, Trunks. ¡Tienes que vivir!
—Pero si crezco más que tú, si vivo más años de los que tú viviste
entonces...
—Entonces habrás honrado mi memoria de la mejor forma posible —Gohan
sonrió de ese modo que Trunks recordaba tan vívidamente, y él
comenzó a darse cuenta de que tenía enfrente un fantasma. —Cada día
que vivas, cada experiencia que tengas, cada persona que salves...
no me estarás dejando atrás con eso, me estarás llevando contigo.
Trunks negó con la cabeza.
—No puedo seguir. Es demasiado difícil...
—Lo sé... El dolor nunca desaparece completamente. Pero puede
transformarse en algo hermoso, en fuerza, en propósito. De lo
contrario ¿Cuando te vea en el otro mundo, cómo podría volver a
mirarte a los ojos si me entero que abandonaste tu vida por mí?
¿Cómo podría estar en paz si haces eso? Veo que me quieres, Trunks,
pero olvidas que yo también te quise al querer destruirte por mí...
Las palabras de Bulma volvieron a aparecer en la mente de Trunks:
"él no querría esto para ti". Al parecer ella tenía razón...
—Perdón... es que... yo no puedo vivir sin ti.
—Claro que puedes, ¡mira cuán lejos has llegado! ¡Salvaste el mundo,
eres el guerrero más fuerte! No dejes que la oscuridad te lleve,
eres la luz de todos aquí. Por favor, te lo ruego.
Trunks se quedó en silencio por un momento.
—¿En serio?
—Sí... sé lo que piensas, pero no tiene nada de malo que vivas más
tiempo que yo. Es lo que te ha dado el destino y no se puede
cambiar.
Trunks empezó a llorar otra vez al oír eso y Gohan se sentó junto a
él.
—Lo siento... —dijo Gohan.
—¿Por qué te disculpas?
—Todo esto es culpa mía. Si nunca nos hubiéramos conocido, no
estarías llorando así por mí.
—No... Gohan, prefiero haber compartido mi tiempo contigo, y haberte
perdido, a nunca haberte cruzado en mi camino.
Gohan sonrió. Trunks lo observó por unos momentos, intentando
memorizar cada detalle.
—Deja de hacer eso —dijo Gohan suavemente— Me recordarás de todos
modos, no todo el tiempo, sino cuando me necesites.
—Bueno...
—Pero si tú mueres... ¿no se perderá todo lo que compartimos de
verdad? Trunks, por favor no mueras... No debes hacer eso. Por eso
he venido, eso quiero que entiendas.
—Está bien... seguiré... hasta el final.
La figura comenzó a desvanecerse, pero su voz se mantuvo clara.
—No busques más señales en las mariposas, Trunks. La señal eres tú
mismo, cada vez que eliges vivir un día más... Cuando tu tiempo aquí
termine de forma natural, cuando hayas vivido todo lo que estás
destinado a vivir... Entonces nos encontraremos en el otro mundo, y
podrás contarme sobre tus aventuras —Gohan sonrió de nuevo— Y estaré
orgulloso de cada momento.
***
A la mañana siguiente, Trunks se despertó con los ojos hinchados
pero con el corazón tranquilo. ¿Ese momento se trató de un sueño?...
No le importaba en realidad.
Se dirigió al cementerio una última vez, pero esta vez no para
buscar a Gohan en las mariposas o en el viento...
Se arrodilló frente a la tumba honorífica y habló en voz baja.
—Ya no voy a buscarte aquí, Gohan. Voy a llevarte conmigo.
Se puso de pie, y por primera vez en tres años, sintió que su vida
iba a continuar.
Tenía trabajo que hacer, un mundo que proteger, una vida en la cuál
podría pasar cualquier cosa
Y algún día, cuando fuera viejo y hubiera experimentado todo lo que
el destino tenía para ofrecer, porque eso realmente iba a ocurrir, y
Trunks no tiraría la toalla, no se lo iba a permitir... entonces,
solo entonces se reencontraría con su mentor.
Pero hasta ese momento, cada día sería una bendición. Cada momento
de crecimiento, una ofrenda a la memoria de quién había creído en él
cuando ni siquiera él creía en sí mismo.
Mientras caminaba hacia el horizonte, una mariposa voló a su lado
antes de alejarse. Esta vez, Trunks no la siguió. En su lugar siguió
su propio camino, sabiendo que está llevando a Gohan en su corazón,
donde siempre había estado.